Si algo me gusta en esta vida es extender un gran mapa e imaginar un destino, el siguiente. Viajar. No importa adónde. Cada vez que pienso en un nuevo lugar al que ir, mi imaginación vuela. No importa cómo. Puede ser una simple mochila y echar a andar. Tal vez ver un paisaje que pasa rápido desde la ventanilla de un tren o sentir el vértigo de tomar un avión que puede llevarte a la otra punta del mundo. Cada viaje me transforma y me hace pensar que tengo un alma nómada, o será que me hace ilusión pensar que es así.
También me gusta descubrir nuevas músicas y, en alguna ocasión, me basta con hacer un poco de oído en casa. Me reservo mi primer encuentro con “La Maravillosa Orquesta del Alcohol” (o sea, La M.O.D.A.) para otro momento, porque su versión del “Ojalá” de Silvio Rodríguez fue lo primero que vino a mis oídos de la banda burgalesa, pero a partir de ahí y hechas las presentaciones por mi hija pequeña, han sido tantas las canciones de ellos que me han gustado, que me ha costado bastante decidirme por una.
Así que empezaremos por el principio, cuando seis chicos de Burgos (que luego serían siete) allá por el año 2011 deciden hacer música a su manera. Pertrechados con guitarra, mandolina, acordeón, saxo, banjo, percusión (y cualquier otro instrumento que se les ocurriera) comienzan tocando en un garaje, después en bares y poco a poco irán ampliando su público, que con el tiempo se convertirá en multitudes que los adoran.
Dicen que su propuesta se basa en el rock americano, en el folk, en el punk o en la música tradicional del este europeo; que sus influencias van desde The Waterboys o The Pogues a la mismísima Creedence Clearwater Revival, The Clash o Eskorbuto. La verdad es que suenan a muchas cosas, porque han absorbido todo lo que se han encontrado por el camino y le han dado un estilo propio un tanto indefinible, pero que funciona y no deja de evolucionar.
Quizá la experiencia de David Ruiz (vocalista y guitarra) y de Joselito Maravillas “Reverendo del blues” (acordeón) en su paso por Dublín, tocando por la calle, influyó mucho en el sonido de la banda, formada también por Alvar de Pablo (Saxofón y clarinete) Caleb Melguizo (percusión y batería) Jorge Juan Mariscal (bajo) e inicialmente Adan Ruiz Román (guitarra y mandolina) que abandonaría la banda en el 2017, entrando Jacobo Naya (Teclado y percusiones) y Nacho Mur (guitarra y mandolina), formando así el septeto actual.
Si bien su primer trabajo fue en inglés, se pasaron al castellano para su primer disco de larga duración “¿Quién nos va a salvar?” publicado en el año 2013. Su primer sencillo “Nómadas” refleja muy bien el espíritu inicial del grupo, que llevaba a sus espaldas muchas horas de carretera, y que le echaba ganas de divertirse y de comerse el mundo, aunque sin olvidar nunca sus raíces.
Una camiseta blanca de tirantes, “de panadero”, les sirve de carta de presentación. Pasión y honestidad multiplicado por seis (siete) es la fórmula mágica de La M.O.D.A.
“Nómadas” habla de los viajes del propio grupo dando a conocer su música aquí y allá (concretamente el vídeo recoge muchos momentos épicos de su experiencia en Francia, tocando por la calle, “o donde les dejaran”) pero, como será habitual en ellos, van más allá, mezclando “los viajes” obligados de los que tienen que emigrar en busca de un futuro mejor, con citas de Jack Kerouac, siempre con un espíritu un tanto romántico, de lucha frente a las dificultades.
“Nómadas sin ciudad, cansados de esperar. Miran la carretera, ves los días pasar, ¿cuándo vamos a parar?”
Melancólicos y evocadores, La Maravillosa Orquesta del Alcohol ha ido creciendo y madurando con los años, asumiendo con humildad su éxito creciente.
En el 2015 llega “La Primavera en el invierno” y tras el directo “Todavía no ha salido la luna” en el 2016, en el 2017 el definitivo “Salvavida (de las balas perdidas)” un disco para degustar con lentitud, en el que David Ruiz, que lleva en su brazo tatuado el rostro de Johnny Cash, canta, cada vez más, mascullando las palabras y con desgarro en su interpretación. Algo ha cambiado.
En sus letras hay pensamientos, citas literarias, pesimismo, oscuridad, reflexión. Un puñado de canciones que se alejan del alegre folk de su primer trabajo.
Pero el mas difícil todavía estaba por llegar y tras “Nueva Ola” en el 2020, el “Nuevo Cancionero burgalés” publicado en el 2021, les devuelve a sus raíces, desde ese viaje que comenzó en su Burgos natal, y cierra el círculo con canciones inspiradas en el repertorio popular de la ciudad en la que (la mayoría) crecieron.
Dicen que uno de los puntos fuertes de La M.O.D.A. son sus directos. Pero ¿os imagináis un concierto casi íntimo y en un lugar muy especial? Eso sucedía en el mes de noviembre de 2017 y para darle más emoción, cincuenta personas fueron conducidas en un autobús con las cortinas cerradas, sin saber ni adónde iban ni a quién iban a ver.
La iniciativa llevaba por nombre “Una cita a ciegas con la música” y estaba organizada por Playz, una plataforma de RTVE.
El lugar no podía ser más indicado para la canción protagonista de este post, ya que era el Museo del Ferrocarril de Madrid, donde un equipo de técnicos llevaba varios días preparando luces, escenario y efectos varios para el misterioso evento, en el que “Nómadas” sonaba así de bien.
Nada mejor que sentir ese nerviosismo alegre del inicio de un viaje, los preparativos previos, trazar itinerarios, y sentir después, cuando lo estás viviendo, que los días se alargan, que tu curiosidad se aviva, que todo es nuevo y diferente. Y después, a la vuelta, dejar que el poso haga su trabajo y te deje huella.
Y con “La Maravillosa Orquesta del Alcohol” y su viaje musical desde las tabernas de Dublín al paseo del Espolón burgalés, en donde también yo guardo el recuerdo de mis primeros paseos infantiles, rompo igualmente una distancia temporal con mi hija pequeña, que acercó su adolescencia a la mía con aquel “Ojalá” de su banda favorita.
Pero esa es otra historia.