Pausa – Izal

Extracto de una conversación real mantenida con mi hija pequeña (veintiún años). Empiezo yo.

– ¿De qué crees que trata “Pausa” de Izal?

– Son dos personas y cada una lleva un ritmo diferente, por eso no se entienden, es como una relación imposible en la que uno no puede darle al otro lo que necesita.

– Sí, está claro que cada uno tiene su tiempo (me quedo pensando) una amiga que perdió a su pareja hace un par de años, se quejaba de que le meten prisa para superar “el duelo”, le dicen que ya es hora de pasar página y continuar con su vida.

– Eso es absurdo, no creo que pueda haber plazos determinados cuando solo uno mismo sabe lo que le pasa, eso de fórmulas que sirvan para todos…

– Estoy de acuerdo. “Pausa” puede hablar de la imposibilidad de saber lo que siente cualquier otra persona, aunque hay quien dice que se refiere a alguna enfermedad mental, como la esquizofrenia.

– En plan Dr. Jekyll y Mr. Hyde… no lo había pensado, pero bueno, igual.

– Si miras los comentarios de YouTube, hay interpretaciones de todo tipo, gente que habla de procesos como la depresión o incluso del Alzheimer…

– (Mi hija se queda pensando, un poco sobrepasada) y tú ¿de qué crees que trata “Pausa”?

– Pues, la verdad, cuando escuché esta canción, pensé que todos en algún momento de nuestras vidas, necesitamos parar, tomar consciencia, no mirar ni hacia adelante ni hacia detrás, tomar aliento, respirar, dejar la imagen congelada, como en el vídeo, darle a la pausa.

PAUSA

La patinadora olímpica Sonia Lafuente es la protagonista del videoclip de “Pausa”, realizando una exhibición de patinaje artístico en un plano secuencia sin cortes, que resulta cautivador y emotivo, como la letra de esta canción, una de las más recordadas de un grupo que ya es historia.

Izal consiguió triunfar en un tiempo récord. Comenzaron su andadura en el año 2010, Mikel Izal, vocalista y compositor, Emmanuel Pérez “Gato”, bajo, Alejandro Jordá, batería y percusión, Alberto Pérez, guitarra e Iván Mella, teclados. Los cinco músicos, que venían de diferentes lugares (Pamplona y Vitoria, Málaga y Henderson en Argentina, Valencia, Calamonte en Extremadura y Bilbao) confluyeron en Madrid y pusieron en marcha un proyecto de múltiples influencias. Con tan solo dos discos “Magia y efectos especiales” (2012) y “Agujeros de gusano” (2013) se consagraron como banda puntera en el panorama nacional. “Copacabana” se lanzó en el 2015 seguido de “Autoterapia” ya en el 2018, con el que conseguirían ser uno de los grupos referentes de la escena alternativa y pop-rock en España.

“Pausa” pertenece a ese cuarto álbum de estudio de Izal, “Autoterapia”, un trabajo con el que la banda intentaba reinventarse jugando con la psicodelia y navegando por músicas que iban de lo folk a lo electrónico pasando por lo sinfónico, sin perder su sello, ese que les hacía llenar en sus conciertos ante un público que coreaba casi palabra por palabra sus canciones. A la vez, “Autoterapia” tenia mucho que ver con el vocalista del grupo, Mikel Izal, y sus reflexiones “en busca de la felicidad” en una especie de paso por su propio diván.

“Pausa” fue el último tema compuesto para el disco y su segundo single. Probablemente la canción más lenta en la discografía de Izal y una auténtica joya escondida dentro del álbum.

Aunque Izal siempre llevaba su repertorio al público en giras épicas en las que agotaban las entradas, participando en festivales nacionales e internacionales, para una canción como “Pausa” prefiero la grabación casi íntima que el grupo realizó el 6 de febrero del 2018 en los Estudios Reno, en la que casi invitan a escuchar la canción con los ojos cerrados.

Su quinto y último álbum de estudio fue “Hogar”, el más arriesgado y confesional de Izal (“Necesitaba desnudarme y decir en un estribillo que sangro, río y lloro”) y en el 2022 la banda anunció su separación encubierta como una “pausa indefinida”, tras el final de la gira de este último disco, con una última actuación en el WiZink Center de Madrid en Octubre de 2022.

Fueron diez años de conciertos, cuatro giras y doce años de historia. Alguna de sus canciones más conocidas han obtenido un merecido reconocimiento (“Copacabana”, “Pequeña revolución” “El baile” “Pausa” o “La mujer de verde”) así como los álbumes “Copacabana” y “Autoterapia” (discos de oro y platino respectivamente) y los premios y galardones recibidos por el grupo son innumerables.

Cinco músicos inquietos, con ganas de explorar, buscando incluso su propia incomodidad. Aseguraban con modestia que en realidad, aunque tenían seguidores muy fieles, mucha gente no los conocía. Es posible. De hecho yo los conocí tarde, aunque luego me di cuenta de que muchas de sus canciones ya las tenía escuchadas y casi aprendidas porque sonaban mucho en casa, aunque no las pusiera yo.

La voz de Mikel (Pamplona 1982), la cara más visible de Izal, cobraba en el grupo un especial protagonismo, al igual que su poderío escénico. Tras la separación del grupo, lanzó su primer álbum ‘El miedo y el paraíso’ en noviembre de 2023, de nuevo una catarsis emocional por parte del autor. Le espera una nueva gira mostrando al público su trabajo aunque alejado de los grandes pabellones. Asegura que tiene miedo ante esta nueva etapa, pero ese miedo, al igual que su inconformismo vital, nunca fueron ninguna traba para él.

Todavía no han desfilado sus canciones por mi casa, pero sin duda lo harán pronto o tendré que tomar yo la iniciativa. Pero, volviendo a la pregunta inicial:

¿De qué trata “Pausa”? ¿Y si nos lo explican ellos mismos?

“Pausa” – Historía de una canción

Posible final de la conversación con mi hija. Empieza ella.

– ¿Así que la canción ganadora es “Pausa”?

– Si, aunque “Copacabana” estuvo a punto, porque fue la primera que me llamó la atención de Izal, pero es que “Pausa” me parece tan especial…

– Bueno, pero no te olvides de decir que te los descubrí yo.

– Por supuesto.

Hasta la raíz – Natalia Lafourcade

La memoria, la identidad. Saber quiénes somos, de dónde venimos, cuáles son nuestras raíces o un paso más allá, de quién seremos raíces cuando el tiempo nos lleve. Me viene a la cabeza esa grandísima obra de García Márquez que es “Cien años de soledad” y sus sagas de Aurelianos y José Arcadios. Pienso en mi propia saga familiar, en los que me han precedido, en su huella que permanece en mí, que de alguna manera les continúo. El eco de las generaciones pasadas perdura, aunque no seamos conscientes de ello. Hay un camino trazado que desemboca en nosotros. Es como una cadena sin fin de la que formamos parte lo queramos o no.

No sé si la inspiración de Natalia Lafourcade al componer esta canción fue la que yo le doy. A veces las canciones tienen vida propia y tantas interpretaciones como personas que escuchan. En sus palabras:

“Quería hacer una canción sobre el origen, sobre las cosas que te construyen y te permiten ser quien eres. Cuando la terminamos vi que era el reflejo de quién soy yo ahora, la que resume lo que vengo viviendo y lo que estoy lista para vivir. Es el himno de mi vida”

A la dulce voz de Lafourcade se une una letra en la que aparecen palabras que van más allá de un sentimiento personal, componiendo un mapa más ambicioso en su recorrido.

“Sigo cruzando ríos, andando selvas, amando el sol. Cada día sigo sacando espinas de lo profundo del corazón. En la noche sigo encendiendo sueños, para limpiar con el humo sagrado cada recuerdo”

El videoclip de “Hasta la raíz” en el que participaron más de cuatrocientas personas, incluyendo bailarines de la Escuela Nacional de Danza de México, así como el músico Leonel García coautor del tema, apoya este sentimiento de conexión profunda y ancestral que atraviesa el tiempo y se expande en múltiples direcciones.

Natalia Lafourcade (Ciudad de México 1984) vivió su infancia en Coatepec, Veracruz, rodeada de música y arte. Cantante, compositora, activista, ha ganado premios nacionales e internacionales, entre otros tres Grammy y dieciocho Grammy latinos. Hija de Gastón Lafourcade reconocido músico y catedrático chileno y de María del Carmen Silva, pedagoga y pianista creadora del método educativo Macarsi. A los seis años, un accidente al caer de un caballo cambió su vida, y su madre puso todo su empeño en ayudarla en su rehabilitación con un plan con el que revirtió las dificultades de habla y movimiento utilizando la música, que a partir de entonces Natalia ya nunca abandonó.

A los 14 años formó parte del grupo pop, Twist y en el 2002 lanzó su primer álbum como solista titulado “Natalia Lafourcade” En el 2005 formó la banda llamada «La Forquetina» con quienes grabó su álbum “Casa» ganando el Grammy Latino al “Mejor Álbum de Rock» en el 2006, año en que se separó del grupo e inició su carrera definitivamente como solista.

En el 2015 publicó «Hasta la Raíz» con el cual ganó en las categorías de «Grabación del año», «Mejor disco alternativo», «Mejor canción alternativa» y «Mejor canción» en los Latin Grammys, al que siguió “Musas” con dos partes, en el 2017 y 2018. “Musas Tour” fue la gira de promoción del álbum “Musas” por Europa, Sudamérica y Estados Unidos, con una extensión en este país en el 2019, participando entre otros lugares en el Festival Austin City Limits en Austin (Texas), no faltando su interpretación ante un numeroso público de “Hasta la raíz”

Hasta la raíz – Natalia Lafourcade

“Un canto por México” también con dos volúmenes (2020 y 2021) y “De todas las flores” en el 2022 (junto con “Hasta la raíz” su segundo trabajo con material inédito) fueron sus últimos álbumes de estudio, pero Lafourcade ha estado aquí y allá, sin olvidar su colaboración en la película “Coco” con la canción “Recuérdame” o su trabajo como productora, arreglista e intérprete con otros artistas como Juan Gabriel, Omara Portuondo, Jorge Drexler o Rubén Blades, consolidándose como una de las cantautoras latinoamericanas más destacadas a nivel mundial.

Como me sucedía cuando en este mismo blog hablé de Julieta Venegas, me cuesta un poco conectar con algunas músicas (es el caso) pero de pronto hay una canción que, por algún motivo, se cuela en mi personal repertorio y ahí se queda. “Hasta la raíz”, musicalmente hablando, con esa mezcla de pop con folklore mexicano y un ritmo constante como de golpes de tam tam, es un ejemplo de canción que se hace más y más grande conforme la interiorizas y le das un significado propio. Así que se quedó conmigo y me gusta verla crecer.

Porque ha crecido. El proyecto “Playing for change” junto con Cruz Roja Internacional, eligieron “Hasta la raíz” para hacer un homenaje a los familiares de las personas desaparecidas en la América Latina. Fue grabado en el año 2020 y participaron quince músicos como León Gieco de Argentina o Susana Baca de Perú, junto con instrumentistas de Colombia, Honduras, Guatemala, El Salvador, Brasil…

Como sucede en la mayoría de vídeos de “Playing for change” resulta emocionante ver el resultado.

“Hasta la raíz” – Playing for change

Susana Baca, una de las intérpretes que sale en el anterior vídeo, es cantante, compositora, investigadora musical, impulsora de la recuperación de las raíces afroperuanas, educadora, ganadora por tres veces de los premios Grammy Latinos y además fue Ministra de Cultura de su país.

Su voz es cálida y dulce. Siempre comprometida y defensora de múltiples causas, es una poeta que además canta. Se enamoró de “Hasta la raíz” nada más oírla, la cantó junto con Natalia Lafourcade y más adelante hizo su propia versión del tema, que incluyó en su disco “Maestra vida” publicado en el 2020 que igualmente interpretó para todos sus seguidores, en el concierto del mismo título que ofreció “on line” ese mismo año.

“cada segundo de incertidumbre, cada momento de no saber, son la clave exacta de este tejido que ando cargando bajo la piel, así te protejo, así sigues dentro” como Natalia Lafourcade, también yo lo siento así.

No, no os he olvidado. Seguís aquí conmigo, formáis parte de mi memoria y os protejo en el recuerdo. Hasta la raíz.

Orianthi – How do you sleep?

A Orianthi me ha costado traerla a este espacio personal, aunque estaba deseando hacerlo. Me atraía su semblante, su biografía, su sorprendente carrera llena de colaboraciones con músicos de renombre… quería abrirle un espacio en el que las dos nos sintiéramos cómodas. Un punto de encuentro. Pero me faltaba encontrar la canción. Esa canción que puedo escuchar una y otra vez haciéndola mía.

Orianthi Panigaris (1985), australiana de ascendencia griega, comenzó a ser conocida cuando Michael Jackson la eligió como guitarra solista para su gira “This is it” en el 2009, gira que no pudo ser, tras la muerte de Michael. Pero hasta ahí había llegado la pequeña Orianthi, que con once años tocaba el piano, la guitarra acústica y eléctrica, y era considerada una virtuosa a los catorce. Quizás algo tuvo que ver la pertenencia de su padre a una banda de música griega, lo que le había acostumbrado a tener muchos instrumentos tradicionales en casa, y que había crecido escuchando discos de Jimi Hendrix, Eric Clapton o Carlos Santana. Pero no hubiera sido suficiente si su genio artístico no hubiera estado atento a las oportunidades y dispuesto a aprender de los mejores, siendo además una alumna aventajada. Como dato, solo decir que Santana la invitó a tocar con él en Adelaida, la ciudad natal de Orianthi tras verla en una jam session. Tuvo que ser importante para ella, ya que el guitarrista mexicano era su ídolo desde que lo vio tocar en esa misma ciudad cuando tenía once años, en una de sus giras, y decidió que “quería ser como él”, por lo que se encerraba con su guitarra PRS de los ochenta, que aún conserva, y durante cinco o seis horas diarias imitaba sus solos de guitarra, reproduciendo vídeos de Santana, B.B. King o Hendrix, una y otra vez.

También fue llamada, entre otros, por Prince, Alice Cooper (tocó durante varios años con él) o Steve Vai para sus giras, codeándose con Eddie van Halen o Richie Sambora, del que además fue pareja. Estamos ante una guitarrista y compositora de primer orden, carismática y versátil, a la que vale la pena conocer.

En el año 2013, Orianthi sacó su tercer álbum de estudio “Heaven in this hell”, once temas en los que se mueve entre el pop y el rock o se acerca al blues. Dentro de los segundos, encuentro una hermosa balada titulada “How do you sleep” en la que Orianthi habla de un desengaño amoroso, no importa saber mucho más y en realidad, siento que debe de ser un privilegio dejar fluir tus sentimientos a través de las notas de una guitarra como ella es capaz de hacer.

“Boy, you tried to make a mess of me, tear me down and make me believe, Thank God, I didn’t fall too deep, Why you try to make a mess of me?”

Orianthi se hizo muy popular a partir de su interpretación de “Vodoo Child” de Jimi Hendrix durante la celebración del Festival Summer Sonic en Japón en el año 2010. El vídeo que recoge el momento, subido en el año 2011 a YouTube, tiene en su haber más de diez millones de visitas, aunque ella no se muestra muy contenta del resultado “demasiado ruidoso”prefiriendo en sus actuaciones una conexión más íntima.

Imposible pasar por alto su relación sentimental de cuatro años con el ex guitarrista de Bon Jovi Richie Sambora, que duró hasta el año 2018 y con quien formó el dúo RSO en ese periodo con el resultado de dos EP y un álbum de larga duración. Continúan teniendo una buena relación, ahora cada uno en solitario, pero de lo que no cabe duda es de que juntos sumaban.

Richie Sambora & Orianthi – How do you sleep?

La discografía de Orianthi ha continuado creciendo, lanzando un álbum en el 2020 “O” y dos en el 2022 “Live from Hollywood” y “Rock Candy”. “La diosa de las seis cuerdas” como se la conoce, siempre sigue sus propias normas, navegando en estilos más desenfadados y cercanos al pop o yendo a ritmos más rockeros, con su guitarra como bandera, aportando su sello personal y consiguiendo conectar con un público más joven o más conservador en cuanto a música se refiere.

“How do you sleep”, nuestra canción, sigue estando en su repertorio y nunca falta en sus actuaciones en directo. Esa Orianthi aferrada a su guitarra, con aroma de blues, es la mía. Me gusta verla aparecer con su larga melena rubia, sus uñas de colores, mascando chicle (“como una vaca” dice en una entrevista “es horrible, pero me relaja”) y de pronto transformarse, fusionarse con el sonido de su guitarra, que es para ella algo más que un vehículo para expresarse, porque forman una unidad en la que no sabes dónde empiezan una u otra.

Sé que prefiere los conciertos más íntimos a los multitudinarios, por lo que el último vídeo recoge su actuación en el Skyville Live en Nashville, en el 2018, donde es simplemente ella misma, o tal vez su guitarra, Orianthi.

Orianthi que significa flor en griego, tiene muchas guitarras que utiliza para diferentes texturas, pero su inseparable es una PRS prívate stock, decorada como una camiseta de Jimi Hendrix que tuvo de niña, esa niña que se veía sin parar vídeos VHS de Santana y que, a pesar de su juventud, y del largo camino que le queda por delante, vio muy pronto hacerse su sueño realidad.

Y es que, si te esfuerzas lo suficiente y realmente lo mereces, los deseos también se cumplen.

Nómadas – La M.O.D.A.

Si algo me gusta en esta vida es extender un gran mapa e imaginar un destino, el siguiente. Viajar. No importa adónde. Cada vez que pienso en un nuevo lugar al que ir, mi imaginación vuela. No importa cómo. Puede ser una simple mochila y echar a andar. Tal vez ver un paisaje que pasa rápido desde la ventanilla de un tren o sentir el vértigo de tomar un avión que puede llevarte a la otra punta del mundo. Cada viaje me transforma y me hace pensar que tengo un alma nómada, o será que me hace ilusión pensar que es así.

También me gusta descubrir nuevas músicas y, en alguna ocasión, me basta con hacer un poco de oído en casa. Me reservo mi primer encuentro con “La Maravillosa Orquesta del Alcohol” (o sea, La M.O.D.A.) para otro momento, porque su versión del “Ojalá” de Silvio Rodríguez fue lo primero que vino a mis oídos de la banda burgalesa, pero a partir de ahí y hechas las presentaciones por mi hija pequeña, han sido tantas las canciones de ellos que me han gustado, que me ha costado bastante decidirme por una.

Así que empezaremos por el principio, cuando seis chicos de Burgos (que luego serían siete) allá por el año 2011 deciden hacer música a su manera. Pertrechados con guitarra, mandolina, acordeón, saxo, banjo, percusión (y cualquier otro instrumento que se les ocurriera) comienzan tocando en un garaje, después en bares y poco a poco irán ampliando su público, que con el tiempo se convertirá en multitudes que los adoran.

Dicen que su propuesta se basa en el rock americano, en el folk, en el punk o en la música tradicional del este europeo; que sus influencias van desde The Waterboys o The Pogues a la mismísima Creedence Clearwater Revival, The Clash o Eskorbuto. La verdad es que suenan a muchas cosas, porque han absorbido todo lo que se han encontrado por el camino y le han dado un estilo propio un tanto indefinible, pero que funciona y no deja de evolucionar.

Quizá la experiencia de David Ruiz (vocalista y guitarra) y de Joselito Maravillas “Reverendo del blues” (acordeón) en su paso por Dublín, tocando por la calle, influyó mucho en el sonido de la banda, formada también por Alvar de Pablo (Saxofón y clarinete) Caleb Melguizo (percusión y batería) Jorge Juan Mariscal (bajo) e inicialmente Adan Ruiz Román (guitarra y mandolina) que abandonaría la banda en el 2017, entrando Jacobo Naya (Teclado y percusiones) y Nacho Mur (guitarra y mandolina), formando así el septeto actual.

Si bien su primer trabajo fue en inglés, se pasaron al castellano para su primer disco de larga duración “¿Quién nos va a salvar?” publicado en el año 2013. Su primer sencillo “Nómadas” refleja muy bien el espíritu inicial del grupo, que llevaba a sus espaldas muchas horas de carretera, y que le echaba ganas de divertirse y de comerse el mundo, aunque sin olvidar nunca sus raíces.

Una camiseta blanca de tirantes, “de panadero”, les sirve de carta de presentación. Pasión y honestidad multiplicado por seis (siete) es la fórmula mágica de La M.O.D.A.

“Nómadas” habla de los viajes del propio grupo dando a conocer su música aquí y allá (concretamente el vídeo recoge muchos momentos épicos de su experiencia en Francia, tocando por la calle, “o donde les dejaran”) pero, como será habitual en ellos, van más allá, mezclando “los viajes” obligados de los que tienen que emigrar en busca de un futuro mejor, con citas de Jack Kerouac, siempre con un espíritu un tanto romántico, de lucha frente a las dificultades.

“Nómadas sin ciudad, cansados de esperar. Miran la carretera, ves los días pasar, ¿cuándo vamos a parar?”

Melancólicos y evocadores, La Maravillosa Orquesta del Alcohol ha ido creciendo y madurando con los años, asumiendo con humildad su éxito creciente.

En el 2015 llega “La Primavera en el invierno” y tras el directo “Todavía no ha salido la luna” en el 2016, en el 2017 el definitivo “Salvavida (de las balas perdidas)” un disco para degustar con lentitud, en el que David Ruiz, que lleva en su brazo tatuado el rostro de Johnny Cash, canta, cada vez más, mascullando las palabras y con desgarro en su interpretación. Algo ha cambiado.

En sus letras hay pensamientos, citas literarias, pesimismo, oscuridad, reflexión. Un puñado de canciones que se alejan del alegre folk de su primer trabajo.

Pero el mas difícil todavía estaba por llegar y tras “Nueva Ola” en el 2020, el “Nuevo Cancionero burgalés” publicado en el 2021, les devuelve a sus raíces, desde ese viaje que comenzó en su Burgos natal, y cierra el círculo con canciones inspiradas en el repertorio popular de la ciudad en la que (la mayoría) crecieron.

Dicen que uno de los puntos fuertes de La M.O.D.A. son sus directos. Pero ¿os imagináis un concierto casi íntimo y en un lugar muy especial? Eso sucedía en el mes de noviembre de 2017 y para darle más emoción, cincuenta personas fueron conducidas en un autobús con las cortinas cerradas, sin saber ni adónde iban ni a quién iban a ver.

La iniciativa llevaba por nombre “Una cita a ciegas con la música” y estaba organizada por Playz, una plataforma de RTVE.

El lugar no podía ser más indicado para la canción protagonista de este post, ya que era el Museo del Ferrocarril de Madrid, donde un equipo de técnicos llevaba varios días preparando luces, escenario y efectos varios para el misterioso evento, en el que “Nómadas” sonaba así de bien.

Nada mejor que sentir ese nerviosismo alegre del inicio de un viaje, los preparativos previos, trazar itinerarios, y sentir después, cuando lo estás viviendo, que los días se alargan, que tu curiosidad se aviva, que todo es nuevo y diferente. Y después, a la vuelta, dejar que el poso haga su trabajo y te deje huella.

Y con “La Maravillosa Orquesta del Alcohol” y su viaje musical desde las tabernas de Dublín al paseo del Espolón burgalés, en donde también yo guardo el recuerdo de mis primeros paseos infantiles, rompo igualmente una distancia temporal con mi hija pequeña, que acercó su adolescencia a la mía con aquel “Ojalá” de su banda favorita.

Pero esa es otra historia.